¿Pueden las narraciones ayudarnos a sobrevivir al Burnout,
a disfrutar aún más de nuestro trabajo?
En este documento puedes encontrar referencias y enlaces a algunos recursos útiles para que no se te queme la pizza en el horno... y ¡¡que tampoco te quede cruda!!
Recuerda... un grano de arena dentro de una ostra dará lugar a una perla (si se tiene suficiente aceptación y paciencia)
Y aquí una propuesta de portafolio narrativo desde la teoría a la práctica
Cuento popular taoísta del Caballo Perdido del Anciano Sabio
Había una vez un campesino sabio y su
hijo que tenían un caballo. Un buen día el animal se les escapó y los
vecinos del pueblo les fueron a consolar por su mala suerte, pero
el campesino les dijo:
- El único hecho cierto, hoy aquí, es que se ha escapado un caballo. Si eso es buena o mala suerte, el tiempo dirá.
Unos días después el caballo retornó
con una yegua, y los vecinos del pueblo felicitaron al campesino y a su
hijo por su buena suerte. Como la vez anterior el campesino les dijo:
- El único hecho cierto, hoy aquí, es que el caballo ha vuelto con una yegua. Si eso es buena o mala suerte, el tiempo dirá.
Al cabo de un tiempo, el hijo del
campesino, intentando domar a la yegua salvaje, se cayó y se rompió una
pierna. El médico dictaminó que se quedaría cojo para toda la vida. Los
vecinos fueron a casa del campesino y de su hijo para consolar a este
último, consternado por su mala suerte. Una vez más el campesino dijo:
- El único hecho cierto, hoy aquí, es que mi hijo se ha roto una pierna. Si eso es buena o mala suerte, el tiempo dirá.
Entonces comenzó una cruenta guerra en
el país y un grupo de guerreros vinieron a reclutar de manera
obligatoria a todos los jóvenes del pueblo. Cuando se disponían a
alistar al hijo del campesino se fijaron en que este cojeaba de una
pierna:
- ¿Qué te pasa en la pierna? - preguntó el jefe de los guerreros.
- Me caí de una yegua mientras intentaba domarla. Nunca más podré caminar derecho o correr- contestó el hijo del campesino.
-
Así no nos sirves. Necesitamos hombres fuertes para combatir, harás
mejor en quedarte con tu padre y tu mujer - dictaminó el jefe.
El campesino dijo:
- ¿Lo entiendes ahora, hijo mío? Los
hechos no son ni buenos ni malos en sí mismos, lo que nos hace sufrir
son las opiniones que tenemos de ellos. Hay que esperar a como afectan a
nuestro devenir. Un día maldijiste tu pierna y ahora es ella la que te
ha salvado de una muerte cierta.